CINEFORUM

NOVIEMBRE

Para romper un poco el hielo, comentar que a mí la reflexión final de la película ha sido que no hay que llevar las cosas al extremo, de modo que entres en un fanatismo sobre algo, porque los fanatismos y los extremos no son buenos. Tú puedes tener un punto de vista sobre la vida, sobre una materia, pero creo que en la película se sobrepasa al final los límites ya que no se puede cambiar el mundo entero a la fuerza, de la noche a la mañana. Lo que sí que puedes es quizás, si te lo propones, intentar cambiar el mundo de las personas que tienes más cercanas, y si ellos hicieran lo mismo, se produciría un efecto dominó que quizás si cambiara el mundo entero, ya que al fin y al cabo eso es un trabajo de todos.
Publicado por FRANCISCO PONCE ROBLEDO (3º B)

Como la peli me gustó en su momento y ahora, por suerte o por desgracia tengo mucho tiempo, he decidido volver a verla y reflexionar un poco… sobre esta historia, sobre el mundo y sobre el comentario de mi compañero Paco para compartirlo con todos, así que, allá va…

“El mundo entero es un escenario”, esta frase de shakespeare en la que se enfatiza al principio de la película cuando Alfredo y Lucía están sentados ensayando una escena fue lo primero que me llamó la atención. A ambos “les gustaría cambiar este puto mundo”, este es el ideal que les mueve, esta motivación que quizás se vuelve en su razón de ser. Es cierto que en este caso, para Alfredo todo termina de una manera trágica, sin embargo, nadie puede discutir lo loable que resulta su idealismo, su motivación por mejorar el mundo haciendo reflexionar a la gente mediante el teatro y todo esto de manera altruista.
Cuando hablamos de cambiar el mundo, es tácito que debemos hacer cambiar a las personas, hacerlas reflexionar y que mejor manera de llamar la atención de alguien e inducirle a reflexión que mediante el teatro. Ellos quieren llegarle a la gente y la gente se encuentra en la calle, hacen del mundo su escenario y así es como le dan sentido literal a la frase de Shakespeare. En un parque o en la avenida más comercial de Madrid, Comienzan sus actuaciones de denuncia social, en ocasiones llevadas al tal extremo que ponen en alerta a las fuerzas del orden público causándoles muchos problemas e incluso el triste final de Alfredo.
Sin embargo son capaces de conseguir que el espectador deje de ser espectador y pase a formar parte de sus representaciones, se sorprenda, se asuste, ría o llore y porque no, reflexione. Así que aunque estemos hablando de una historia ficticia, yo apoyaría a la causa de este grupo, sin embargo tengo que decir que por mucha pasión que le pongas a algo, siempre debe existir un sentido común que acompañe a cada acto, pues en ocasiones pueden ser peores los daños, que los beneficios. Esta claro que simular un atentado en medio de la calle no es una idea muy acertada, tampoco sacar una pistola (aunque sea de juguete), cuando te has colado en el escenario de un teatro custodiado por seguridades armados, no obstante, cuando alguien siente que hay que hacer algo para mejorar las cosas y tiene la certeza de que puede hacer algo para conseguirlo, creo que no debe reprimir su motivación.
Sé que llamar la atención demasiado o sobrepasar ciertas leyes, puede considerarse extremista o incluso revolucionario, pero con todo esto, a veces dar un golpe sobre la mesa hace que muchos se despierten. No estoy diciendo que haya que ir contra el sistema “a la primera de cambio” pero por ejemplo, los derechos que hoy tenemos se consiguieron por personas que estaban convencidos de que había que cambiar las cosas y lucharon para convencer a la gente (aún contra las leyes), hoy en día lo estamos viendo en manifestaciones y formas de resistencia pacífica.
Mejorar el mundo, no puede haber una causa más noble, pero hay que ser consecuente con la forma en que se quiere llevar a cabo. Como dice mi compañero, cambiar el mundo de quienes tienes cerca es una buena forma de empezar. Existen muchas maneras de formar parte del efecto domino del que Paco ha hablado, y de alguna manera creo que la docencia es un lugar privilegiado para ello.